Teníamos que empezar a regresar a Buenos Aires. Pero qué mejor despedida de las travesías, que entrar por Vega Real Grande al volcán Galán, pasar por un nuevo mirador de la Laguna Diamante y descansar unas horas en las aguas termales dentro del cráter.
Conocimos el nuevo mirador gracias al cuñado de Silvina Alancay, sobrina de la familia de la vega Las Quinuas, que llevaba turistas en su camioneta.
Después de pasar los Petroglifos camino al paso Barret, un hermoso cañadón atrajo la mirada de nuestras cámaras fotográficas.