La noche que dormimos en un barrial, cercano a las Lagunas del Peinado, fue de muy poco frío. Acostumbrados a pernoctar a 3600 mts de altura a cinco grados bajo cero, la noche nos regaló un cielo inundado de estrellas, sin viento y una temperatura de 10 grados.
Tanto fue así que dormimos dentro del gazebo, sin necesidad de armar las carpas para resguardarnos del clima.
Esa noche comimos un rico guiso hecho por Sandra, apelando a las ollas a presión para cocinar en altura.
Por la mañana hubo que enderezar una llanta de la Amarok y entalonar la cubierta, algo que nos ayudó a sacarnos el fresco matutino.
Al día siguiente, levantamos campamento, pasamos por algunos escoriales y por la ciénaga para llegar a uno de los lugares más preciosos que este grupo conoce, las Lagunas del volcán Peinado.
Dejamos este hermoso lugar pasando por la horrible ciénaga, los escoriales, la parta blanda entre los escoriales y encaramos hacia el abra de casi 5000 metros de altura, para bajar luego a la Laguna Puruya.
En esta oportunidad, pasamos por su lado norte y yendo al oeste y dejamos atrás la caldera del Cerro Blanco para enfilar derecho al campo de Piedra Pómez.