Habíamos hecho un día de relax, mientras se terminaron de cambiar los amortiguadores de Jorge. Gerardo había trabajado mucho ayudado por Rubén y el resto del grupo y la tarea había quedado concluida. Lo que también terminó prematuramente con las energías para seguir en travesía de Gerardo y Rubén, que por razones personales, deciden pegar la vuelta y encarar para Córdoba, a descansar un poco. Los tres días que se venían por delante iban a ser de una intensidad extrema y ambos estaban a esa altura satisfechos y cansados.
Así que el 23 de enero, partimos para el volcán Galán, cuatro camionetas para encarar lo que serían tres días de "puro rock and roll"
Nos movemos entre los 4600 y 4800 metros del abra antes de llegar a la vega 4. En el abra Pablo intenta subir un poco más al cerro, hasta donde la nieve , la pendiente y el terreno blando lo dejan.
Entran juntos a la Vega 4 y empiezan a trepar para el mirador de la Laguna Diamante.
En otra época esa trepada requería de mucha muñeca de los pilotos y exigencia máxima a los motores de las camionetas. Hoy, gracias a la intervención en el terreno de los prestadores de turismo de la zona, hay una huella bien marcada la cual ayuda en la exigente trepada.
Les hacemos la apacheta cerca del mirador de la Laguna Diamante, para que Daniel y Leo, nuestros mecánicos y amigos algún día vengan con su camioneta, y puedan leer lo que le guardamos adentro.
Luego de las fotos de rigor, dejamos el mirador y descendemos a la laguna para rodearla hacia el sureste y dirigirnos a los hervideros.
LLegamos a los hervideros.
En los hervideros, improvisamos un almuerzo como para reponer energías y seguir en busca de la confluencia S26 000 W67 000 , luego nos internaríamos más al noreste para ir a buscar La Perla del Galán, también conocida como "el Culo de Lucifer".
Bajamos de La Perla del Galán, la cual por suerte encontramos con agua (generalmente suele estar seca) y encaramos hacia Colifalla, una vega donde armaríamos campamento para pasar la noche.
El mal clima se estaba avecinando por lo que deberíamos apurarnos para poder armar las carpas sin lluvia.
Llegamos con el tiempo justo para armar las carpas y se largó a llover copiosamente.
Nos metimos dentro de las carpas y cada familia cenó lo que pudo ya que fue imposible volver a salir de ellas hasta el día siguiente.
Habíamos llegado hasta aquí, sin dificultades, sabíamos que lo que se avecinaba era de máxima exigencia, para las camionetas y para nosotros. Debíamos entrar a Salta por el abra del Colifa, pasar las Sierras de Vazquez y llegar por el Paso Diaguita hasta Gualfin, y de allí a Angastaco.
Lo más difícil estaba por venir!.
Amigos4x4offroad