Aprovechando la cercanía a nuestro destino desde donde teníamos el campamento, organizamos un tranquilo desayuno, muy bien surtido. La idea era aprovechar el buen clima para recorrer la mina Julia hasta el fondo de sus agujeros de extracción de prueba y llegar hasta la construcción al filo de la montaña.
La altura es considerable, pero el hermoso día invita a salir a recorrer, así que después de algunos minutos de contemplación, vamos caminando hasta las cuevas que se divisan a lo lejos.
Llegamos al fondo de la excavación, unos 60 metros aproximadamente.
Dejamos la cueva y seguimos hasta el extremo de la montaña, desde donde se puede ver claramente el volcán Lastaria y sus fumarolas de azufre.
Al día siguiente iríamos hasta los mismísimos hervideros, y podríamos ver con binoculares, las construcciones donde ahora estábamos parados.