Después de haber consumido un excelente desayuno, terminamos de cargar las camionetas y nos despedimos de Nueva Esperanza y de Sergio, partiendo para Tolar Grande, en donde seguramente almorzaríamos algo y seguiríamos por el salar de Arizaro hasta el cono de Arita, pasando por Antofallita a saludar a Corina y llegar de tardecita a lo de Julia, en Antofalla.
Nos espera un día largo, de muchos kilómetros de travesía, pero de una inusual belleza, donde "el rojo" predominará por muchos paisajes, alternando con el blanco de los salares. Este día pasaremos por el Salar de Pastos Grandes, Salar de Pocitos, Salar de Arizaro y el Salar de Antofalla.
Atravesamos el salar y entramos en el Campo de la Paciencia, para pisar ya las tierras coloradas que denominan al Cerro Los Colorados.
Un hermoso camino donde el rojo predomina en todo, suelo, tierra, piedras, montañas y nos deposita en el Desierto del Diablo y las 7 curvas.
Pasamos por el cerro Macon, y el teleobjetivo alcanza a tomar el observatorio astronómico robótico de basura espacial. Ubicado a 4650 mt, que comenzaría a operar a partir de abril de este año.
Llegamos a Tolar Grande y aprovechamos a abrir algunas latas para almorzar y seguir luego al cono de Arita.
Después de un breve descanso en el cual almorzamos, nos distendimos un poco. Y luego de desenganchar la camioneta de Kiko del vagón, nos introducimos en el salar de Arizaro, rumbo al cono de Arita.
Después de transitar unos 58 km dentro del salar, donde se aflojan "hasta las dentaduras", llegamos por fin al cono de Arita.
Luego de rodear el cono de Arita, pasando frente a la Mina Arita, transitamos por la vega Chascha y el Protovolcán, para ir dejando la provincia de Salta y entrar a la de Catamarca, bajando a la vega Antofallita.
Allí buscamos y saludamos a Corina, le llevamos algunas atenciones de cosas pedidas en otro viaje y seguimos, bordeando el salar de Antofalla hasta el pueblo homónimo.
Nos despedimos de Corina y bordeando desde el extremo norte del salar, vamos directo a Antofalla, para tratar de alojarnos en lo de Julia.
Cuando llegamos advertimos que tenía la casa en la que solemos instalarnos, alquilada a una minera, pero nos hace lugar en su propia casa.
Mientras trae colchones para todos, Kiko desarma y lubrica el motor de arranque dejándolo perfecto.
Después de prepararnos una rica cena nos acomodamos para dormir .