Llegamos a Atocha casi de noche. La tardía salida de Uyuni, por la confusión con el combustible y la reparación del alternador de una de las Toyo, nos dejó sin posibilidad de recorrer demasiado el lugar en busca de un hospedaje.
Así fue que el primero donde averiguamos, terminamos durmiendo. La encargada del luagr, nos prometio el desyauno pero por la mañana nos dijo que solo habia agua caliente, con lo cual, calentamos los los termos, y partimos rumbo a Tupiza.
La salida de Atocha, se realiza por el lecho del río, pero como está muy mal indicado, entre el track y un par de averiguaciones, nos encolumnamos y por fin iniciamos lo que serían los más bellos 100 km de recorrido que hubiéramos hecho hasta el momento.
Llegamos a una zona que nos asemejaba a estar en el Talampaya, La Rioja, con sus formas características y los carteles que las nombran.
Pasamos por el centro de Tupiza y seguimos para La Puerta del Diablo, El Cañón de los Machos y Cañón del Inca.
Armamos un almuerzo abriendo latas y después de disfrutar la tranquilidad del lugar, volvimos para la ruta, en busca de Villazón.
Las chicas tenían la intención de realizar algunas compras antes de pasar a La Quiaca.
Había sido un largo día, con un recorrido paisajístico impresionante. Se tomaron un tiempo para hacer unas compras y fuimos a hacer aduana para ingresar a La Quiaca.
Allí nos encontramos con un problema, pues el funcionario chileno en San Pedro de Atacama nos había retenido, contra nuestra voluntad, un papel necesario referido a los vehículos, que debíamos presentar ahora. Contamos lo acontecido en ese momento, mostramos las fotos de los papeles en nuestros celulares, y con un par de fotocopias, pudimos pasar sin problema. Todavía no entendemos por qué el funcionario chileno se encaprichó en generarnos un inconveniente, pero la gente de migraciones de Argentina, nos dijo que no éramos los primeros a los que les pasaba.
La AFIP se compadeció de nosotros, y como resultado: dos camionetas fueron revisadas y dos pasaron directamente.
Fuimos a reaprovisionar combustible en una YPF y buscamos donde cenar y dormir, y encontramos la Hostería del Turista, donde nos acomodamos perfectamente , guardamos las camionetas y nos prepararon una suculenta cena.