Después del excelente desayuno que nos prepararon en el hotel de sal de San Pedro de Quemez, terminamos de cargar las camionetas y partimos rumbo al volcán Tunupa, con la idea de pasar la noche en algún pueblo de los que lo rodean.
Teníamos pensado entrar al salar antes de Aguaquisa, pero los dueños del hotel de sal nos insistieron con que siguiéramos hasta Puerto Chuvica, pues debido a las lluvias recientes, el salar estaba muy anegado y podíamos quedar encajados por varios días.
Así que ajustamos los GPS con rumbo a Puerto Chuvica y entramos al terraplén .."del que no debíamos bajar por ningún motivo"...según nos recomendaron.
Antes pasamos por las Grutas de la Galaxia, con el propósito de visitarla pero quien tenía la llave para abrirnos el lugar estaba en el siguiente pueblo y como todavía el recorrido por el salar era bastante incierto, decidimos seguir nuestro viaje.
El momento en que bajamos al salar fue cargado de gran adrenalina y suspenso.
A lo largo de tantos miles de kilómetros que el grupo Amigos4x4offroad ha recorrido en todos estos años, hemos viajado por muchos salares, secos y nos hemos enterrado hasta el zócalo y tenido que trabajar bastante con planchas y malacate para salir de ellos.
El salar de Uyuni presenta una capa de 15 a 20 cm de espesor, de piso y por debajo es ciénaga y agua.
En nuestro caso sólo veíamos agua, pues estaba inundado y a través de ella, un piso bellísimo formado por baldosones hexagonales en algunos sectores y rugosos en otros.
La camioneta de Pablo es la que baja primero a ese inmenso, cegador e interminable espejo de agua. El resto del grupo, espera el resultado unos cien metros más atrás, quedando como apoyo en caso de que fuera necesario implementar un rescate.
Finalmente, les llegan por radio las palabras de alivio..."está firme, bajen tranquilos"....
Por fin llegamos a la Isla Incahuasi, un lugar para hacer una parada, donde hay mesas y sillas de sal y algunas instalaciones, además de sanitarios. Claro que para utilizarlos hay que pagar la módica suma de 30 pesos bolivianos (aprox $74)
Nos retiramos un par de kilómetros en dirección de la isla Huanacuni, también conocida como isla Pescado y armamos el gazebo para almorzar y seguir andando.
Después de comer los guacamoles que hizo Noe y las tortillas de verdura que hizo Myriam, verdaderas exquisiteces, seguimos para la isla Pescado.
Puede que las verduras mezcladas y la energía del salar se combinaron dando como resultado estas reacciones en las chicas.
Y por supuesto, no se iban a quedar atrás, los muchachos.....
Desahogados de la tensión que produce el salar, vamos en busca de más.
La isla Pescado se encuentra rodeada de agua. A medida que nos acercamos encontramos más profundidad, lo cual nos hace incrementar las precauciones.
Después de unas fotos para relajarnos un poco, seguimos hacia el norte, siguiendo una línea geodésica, para buscar Tahua, donde pretendemos descansar al cuidado del volcán Tunupa.
Encontramos mucha agua, 30 cm mínimo y hasta divisar la tierra firme, todo lo que se ve es agua.
Dudamos antes de seguir y siempre con la precaución de que el resto del grupo quede a resguardo; la Toyo de Pablo avanza despacio, como tanteando el terreno y con la expectativa de saber si el piso se hundiria o no.
Por suerte nada de esto ocurre y el resto del grupo llega también a tierra sin problemas.
Ya todos en tierra, vamos en busca de Tahua.
El track pasa encima de unos hermosos campos sembrados con quinoa, lo cual nos envía de nuevo a bajar al salar para buscar unos kilómetros más adelante, el paso por un abra que nos estaría llevando directamente a Tahua.